¿Por qué lo llaman negociación cuando quieren decir chantaje?

Como ya todo el mundo sabe, ETA anunció ayer su decisión, «tomada hace varios meses», de no llevar a cabo «acciones armadas ofensivas», aunque sin especificar si se trata de una medida permanente o sólo temporal.

¿Cínicos, satiros o depravados?

Hay que tener la mente enferma para afirmar que «ETA se compremete hoy como ayer a acordar las condiciones democráticas mínimas para poner en marcha un proceso democrático, si el Gobierno español tiene voluntad» con más de 800 asesinatos en la espalda, asi como un sin número desecuestros, tráfico de armas y drogas, o extorsiones ¿A quienes pretenden dar lecciones de democracia?

Hacen un llamamiento «a la comunidad internacional para que participe en la construcción de una solución duradera, justa y democrática a una secular lucha política». ¿Cúal es esa solución duradera? De quienes promueven la democracia del tiro en la nuca y el ruido de las bombas, sólo cabe esperar una solución que dure tanto tiempo como se les siga la corriente, porque ya sabemos de sobra que si no alcanzan sus pretensiones los que tienen la moral de un gangster y los escrúpulos de un cerdo no tendran reparos morales para volver a la vía del secuestro y el asesinato.

ETA reafirma su voluntad de articular «el proyecto independentista» y señala que el «Estado español es consciente de que el País Vasco se halla en una encrucijada» y «puede optar por la vía de la independencia» a la vez que acusa al «Estado español» de querer crear «las condiciones en las que todo quede bloqueado» y tratar de «evitar el diálogo político y asfixiar las aspiraciones del pueblo en un estado de excepción».

La única independencia a la que deben y pueden aspirar estos mal nacidos, por parte de nuestro Estado democratico y de Derecho, es la que le otorgue una celda de 3 metros cuadrados en cuanto asomen la cabeza, tal como ratas, de las alcantarillas en las que viven escondidos.

Si todas las condiciones para negociar estan bloqueadas es porque nuestro sistema no puede ni debe admitir el diálogo con asesinos y porque para hablar en representación de otro, esa capacidad tiene que tener su oportuno reconocimiento en las urnas de unas elecciones en las que resultaría aberrante que participaran aquellos que son incapaces de rechazar el uso de las armas como herramienta democrática, algo previsto en nuestra propia constitución, que obliga a los partidos políticos a tener estructuras democráticas y a un funcionamiento conforme a lo dictado en la Constitución y en el resto del ordenamiento jurídico.

A los que creemos en la libertad de expresión nos parece perverso que se hable de diálogo en una mesa en las que cualquiera de los representantes esté encañonado por un iluminado que pretende imponer una verdad que cree como absoluta, única y verdadera.

Califica de «agotado» el marco autonómico y señala que «ha llegado el momento de construir un marco democrático para el País Vasco, respetando los deseos de la mayoría del pueblo vasco». «El cambio político es posible. Pero en ese camino no hay atajos»

Sin embargo, a los que creemos y respetamos los derechos humanos nunca nos hizo falta una ley que prohiba la violencia, simplemente, siempre supimos vivir alejados de ella. Otros, sin embargo, pusieron por encima de los derechos humanos, derechos meramente políticos o de organización territorial como un atajo que sólo ha llevado al camino del desprecio de una comunidad internacional a la que ahora invocan, ignorando que las personas de bien nunca respetaremos los deseos de quienes ponen cualquier cosa por encima de la vida humana.

Según la organización terrorista, la puerta «a la verdadera solución del conflicto» no se abrirá hasta que «se reconozcan y ratifiquen los derechos del País Vasco». Como vemos, otro alarde de la democracia del gatillo que sólo ve la solución en que se reconocen las pretensiones de quienes ni siquiera tienen voz y voto para hablar más alla de ellos mismos.

Hablar con terroristas, más alla de para leerle sus derechos y los motivos por los que son detenidos, si que es un burdo atajo que sólo conduce a la traición de la memoria de quienes hicieron frente a las pistolas presentándoles su nuca.

Pese a estas palabras tengo que reconocer, no sin cierta vergüenza o sonrojo, que las vidas que lamentablemente se extinguieron durante el 11M y la reacción posterior a tal vergonzoso crimen, podrían servir para que ETA abandonara definitivamente las armas e incluso, para mi vergüenza personal, veía hasta bien que se alimentara al trozo de carne con vida, en una huelga de hambre que dudosamente le llevaría a la muerte, por no servir está carne ni para alimento de los gusanos, pese a que éste nunca tuvo en cuenta con sus 25 asesinatos el derecho a la vida de nadie y que, sabía, como todo el mundo, que se trataba de una cesión porque la ley precisamente permite que se abandonen tratamientos médicos, de ahí que los Testigos de Jehova acaben muriendo por rechazar un tratamiento de recepción de sangre. A día de hoy, ya creo que la sociedad española en su conjunto piensa que se nos ha tomado suficientemente el pelo como para hacer un mínimo caso a estos depravados.

Asimismo, el pago de rescates con final feliz (precisamente el mismo nombre que tienen ciertas peluquerías chinas) ha llevado a que cada uno de nosotros tenga una etiqueta bien grande de «secuestrable» en el extranjero y ahora, como vemos, esas etiquetas nos las quieren poner también en nuestro propio país («Extorsionable»), fruto a que, como hemos visto, también hemos tenido un Gobierno que ha hecho concesiones fuera de lugar a terroristas y del que incluso se sospecha que ha dado chivatazos para evitar operaciones policiales, algo que sólo ha servido para que piensen que los ciudadanos de bien estamos preparados para aceptar que un puñado de golfos, con la sangre todavía caliente de sus víctimas en las manos, salgan a la calle y rehagan sus vidas como si nada hubiera ocurrido ha cambio de no seguir asesinando de forma temporal.

Lo siento pero no, aquí tienes mi nuca. Si el que dice arrastrar el 50% de la representación de los españoles quiere hablar con una pandilla de asesinos, que se gane a pulso esa legitimidad y que lo ponga en su programa electoral, a ver que dicen las urnas.