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Un nuevo impuesto del trabajor que se llama experiencia 22 septiembre 2010

Posted by rcalber in Economía, General, Historia, Politica.
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Marcando la frontera entre Arizona y Nevada, en medio del desierto del Mojave y uniendo las orillas del rio Colorado, se encuentra la Presa Hoover la cúal, en su día, fue la mayor obra de ingeniería del momento con 221 m de altura , 379 m de corona y una base de 201 m de espesor para los que se necesitaron invertir 3,4 millones de metros cúbicos de hormigón.

El contrato para construir la presa fue concedido a Six Companies el 11 de marzo de 1931 y la Dirección de las obras quedó a manos de Francisco Trenholm Crowe. Tal y como ocurre hoy en día, la construcción tenía unos plazos de ejecución, 7 años con un presupuesto de lo que hoy día serían equivalentes a 1700 millones de dólares y que si se incumplían, generaba una penalización económica en la concesionaria.

Tras la Gran Depresión del año 1929 que se extendió hasta los años 40, la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios y los precios cayeron, y el comercio internacional descendió entre un 50 y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25%.

Allí, en medio de ese desierto cuya población más cercana era una pequeña población conocida como «Las Vegas», que en nada se parecía a lo que es hoy día, llegaron 12.000 solicitudes de empleo.

En este escenario, nadie dudó en explotar a los trabajadores que vivían miserablemente con sus familias en tiendas de campañas en el desierto, soportando temperaturas de 60 grados, jornadas interminables tanto de día como de noche, intoxicaciones por Monóxido de Carbono, agotamiento o accidentes laborales debido al uso de explosivos y material perforante de forma temeraria, todo ello, con tan sólo 3 días de descanso anuales no retribuidos (Navidad, Día del Trabajo y 4 de Julio) y, por supuesto, sin vacaciones.

Las peligrosidad y penosidad de las condiciones de trabajo llevaron a una huelga, el 8 de agosto de 1931, que la compañía disolvió enviando hombres con armas y garrotes.

Finalmente, tras tanta explotación con resultado de centenares de heridos y muertos, finalizaron las obras en 1936, dos años antes de lo previsto.

Algunos deben pensar que, a los trabajadores, la crisis les atrofia el celebro. A veces, esa creencia sólo lleva a hacer afirmaciones hirientes, como la que hizo Zapatero cuando dijo que los estudiantes trabajaban para el país, como si este tipo de manifestaciones bambi-panderetas a las que nos tiene acostumbrados quitasen el hambre y no levantase la ira de aquellos que no tienen más narices que seguir estudiando, porque fuera tienen un mercado que deja fuera del mundo laboral al 40% de los más jovenes.

Y es que la juventud es sólo una enfermedad que se cura con el tiempo, pero la discordancia entre teoría y aplicación práctica es un mal que sólo se cura con experiencia y si nadie da una oportunidad al que no tiene experiencia se crea un circulo vicioso para el que quedan pocas salidas.

Nuestro ordenamiento laboral ha planteado la respuesta en dos modalidades de contrato: El contrato en prácticas y el de formación, de los que habría mucho que hablar, por las condiciones cicateras en que se desarrollan pero el caso es que, por una razón u otra, encima la crisis se ha cebado con este tipo de contratos y tenemos un mercado de personas con formación teórica que no pueden competir para acceder a esos puestos por falta de experiencia práctica.

Cuando una situación no puede ser más funesta siempre cabe la posibilidad de que llegue alguien más ruin y la empeore, superando nuestras expectativas. Así, a alguien hace tiempo que se le ocurrió preguntarse ¿y porque no cobramos las empresas a los trabajadores por darles trabajo para conseguir experiencia? Y de esta forma, se abrieron las puertas para que el trabajador, que se quejaba de trabajar «gratis», ahora tenga que pagarse un trabajo.

Hace cerca de un año, Versace anunció una subasta en la que el ganador podría trabajar en la firma para adquirir experiencia. Valoraban la oportunidad en unos 5.000 euros y por supuesto, las prácticas eran durante 6 meses y no retribuidas.

Ante esta oportunidad que muchos calificaron de abusiva e injusta cabe recordar que en España ya ibamos adelantados con las prácticas de empresa en la Universidad que conllevan el pago de unos créditos en favor de ésta última; que los pilotos llevan años quejándose de que tienen que pagar horas de vuelo; los periodistas, que al final acaban haciendo copy y paste de lo que les llega de agencias de noticias; las empresas-estafa que prometen un megapuesto de trabajo en una plataforma petrolífera tras superar un curso-basura que cuesta miles de euros y que acaba no valiendo para nada; las empresas de Trabajo Temporal detrás de las que se encontraban multinacionales que solo contrataban personal proviniente de éstas; servicios gratuitos buscadores de empleo, como Monsters, que tienen tendencia a convertirse en plataformas de pago; los 906 que aparecen en noticias gancho y que al final ofertan puestos de trabajo que ya no existen o que, ni siquiera son ciertos, «sin papeles» que pagan a un estafador para que se los consiga a través de un funcionario corrupto que no existe, …

En fin, dicen que estamos en la peor crisis desde el año 1929. Se ha hablado de refundar el capitalismo y lo único que hemos visto son recortes sociales; hemos oido hablar de reforma laboral y sólo hemos visto como se abarata el despido o como calificar a alguien de «vago» para quitarle su prestación; hemos visto como se salvaba a la banca y se suben impuestos que afectan sobre manera a la clases medias y pobres; hemos oido incluso que hay que recortar salarios para que haya mas empleo cuando en Alemania los salarios son el doble de altos y tienen la mitad de paro.

Como hemos visto antes, hay gente a la que han matado por ponerse en huelga. Nos creemos que los derechos que tenemos han estado ahí siempre y no les damos importancia y, sin embargo, si costó 50 años que se reconocieran estos derechos, esos mismos derechos pueden perderse en cuestión de 4 o 5 años.

Si se siguen permitiendo cada vez más abusos y recortes, mientras que el poder económico y político no hace nada por tapar sus propias vergüenzas, el único sacrificio encima de la mesa que veremos será el de los de siempre, los que precisamente menos culpa tienen de éste desastre económico y que a su vez son los que con mayor dureza lo están sufriendo.

Encima de que el mundo laboral está muy mal, vamos a pedir un poquito de delicadeza con los trabajadores, mano dura con los estafadores que dejan en una situación muy delicada a sus víctimas o actuan sobre bienes y servicios de primera necesidad, así como un poquito de tacto a la clase política a la hora de hablar del mayor drama y desafio al que se enfrenta el conjunto de la sociedad española.