jump to navigation

¡La hemos liao parda! 21 septiembre 2009

Posted by rcalber in Curiosidades, General, Historia, Humor.
trackback

Todos la «hemos liao parda» alguna vez. A veces, como cuando la chica que mezcló dos compuestos químicos para la limpieza de una piscina que generó una autentica nube tóxica todo queda en un mero susto e incluso unas risas y otras veces, como en las historias que a continuación se relatan, se genera un verdadero conflicto

La batalla de Karansebes

Durante la guerra de Rusia y Turquia, en 1788, el ejercito austriaco que era aliado de Rusia tomó posiciones para enfrentarse a las tropas otomanas.

Los primeros en llegar fueron una vanguardia de húsares (unidades de caballería ligera) con la misión de explorar y limpiar el territorio de posibles enemigos, pero los soldados turcos aún no habían llegado

Pasaban por allí unos gitanos y no se les ocurrió otra cosa que comprarles unos cuantos barriles de ron y comenzaron a emborracharse mientras llegaban los refuerzos.

Un tiempo después llegó la infantería. Varios soldados de la infantería pidieron que se les invitase a un trago, sin embargo, los húsares se negaron a darles nada y construyeron barricadas en torno a los barriles .

Empezó una discusión que primero se acaloró, luego continuo con una refriega a puñetazos, algunos sacaron sus sables y a alguien finalmente se le ocurrió acabar pegando un tiro al aire. Entonces todo se desató.

Algunos austriacos creyeron que el disparo lo había hecho un francotirador turco y comenzaron a gritar. «¡Turcii! ¡Turcii!», «¡Los turcos!».

Los húsares salieron corriendo. Los infantes se desbandaron. En un intento por imponer orden, los oficiales austríacos entraron en escena y comenzaron a gritar «¡Halt!», «Alto». Sin embargo los soldados creyeron oír «¡Alá!», el grito de guerra de los otomanos, y el caos se multiplicó.

Coincidió entonces que llegaban otros grupos de tropas. Desde la distancia, un oficial de caballería vio a los húsares dando vueltas alrededor del campamento revuelto. No le cupo la menor duda, debía ser un ataque de la caballería turca, por lo que ordenó una carga, sable en mano, contra lo que creía el enemigo.

Al mismo tiempo, la carga de caballería fue vista desde otro punto por un cuerpo de artillería. Creyendo sin duda que eran los turcos, los artilleros abrieron fuego contra los jinetes.

Dos días después llego el ejercito turco y se encontraron con los cadáveres de 9.000 austriacos.

355 años de Guerra por una indecisión

En Inglaterra, trás una contienda de los monárquicos contra los parlamentarios, los primeros tuvieron que acabar refugiándose en las islas Sorlingas.

No tenían otra forma de vida, si no que ejercer la piratería sobre todo con barcos holandeses.

Una delegación de los países bajos solicitó el cese de hostilidades a lo que los monárquicos se opusieron.

Los holandeses declararon la guerra a las islas y prepararon una invasión que nunca se llevó a cabo. Por otra parte, los monárquicos británicos no volvieron a tocar un sólo barco holandes.

Nadie disparó un sólo tiro más pero tampoco se derogó la declaración de guerra.

La paz no se firmó hasta 355 años después.

La Guerra anglo-estadounidense de 1812

En Inglaterra se aprobó una ley que hacía que los británicos cobraran un impuesto por comerciar con Europa, pero los estadounidenses defendían su derecho de comerciar libremente con cualquier nación por lo que se negaron a pagar ese impuesto.

El Presidente James Madison declaró la guerra a Gran Bretaña el 1 de Junio de 1812.

Dos días después de la declaración de guerra los parlamentarios británicos partidarios de la paz, lograron abolir la ley pero en aquella época no había ni internet, ni teléfono, ni telégrafo. Para cuando la noticia se conoció en América el conflicto era de tal magnitud que era imposible dar marcha atrás.

La guerra fue un desastre económico para ambas naciones y desembocó en la mayor subida de impuestos de la historia de los Estados Unidos y que llevó a la nación al borde de la quiebra.

¿Por qué no te callas?

Una leyenda dice que en 1425 se decidió acabar con la guerra entre Génova y Florencia por medio de una apuesta.

La apuesta consistía en que la Républica cuyo jefe de la tropa estuviera mejor dotado sería declarada vencedora.

El pensador de Florencia, Poggio Bracciolini, afirmaba que los genoveses ganarían la apuesta. Se basaba en el hecho de que los genoveses tenían que estar muy bien dotados porque si no, no se explicaba que estuvieran a varias millas de sus casas durante años y luego al regreso se encontraban con que eran padres de varias criaturas.

Por supuesto, los genoveses ofendidos, reanudaron hostilidades.

Podar un árbol

En marzo del año 1976, un grupo integrado por personal del Cuerpo de Servicio de Corea del Sur, Naciones Unidas, y fuerzas sur coreanas y norteamericanas, se dispuso a podar un árbol ubicado junto a un paso fronterizo de la zona desmilitarizada, que obstaculizaba la visión de los puestos de control y vigilancia.

A los pocos minutos, un grupo de soldados del Ejército Popular de Corea se acercó para ordenar que se cancelara la poda, al parecer, por considerar al árbol propiedad del país al ser plantado por el líder comunista Kim Il Sung.

El incidente, tras algunas discusiones ante la negativa para desistir de la tarea de poda, pasó a mayores: se desató una batalla campal con numerosos heridos de ambos bandos, en donde valía cualquier medio tanto para atacar, como para defenderse. El conflicto dejó como saldo dos muertos del ejército norteamericano: el Capitán Bonifas y el Teniente Barrett. Para tener una idea del horror vivido, alcanza pensar que al ser zona desmilitarizada, en la pelea se utilizaron desde armas blancas, hasta las mismas ramas podadas del árbol.

La represalia de las fuerzas conjuntas norteamericanas y surcoreanas por el incidente no se hicieron esperar. La respuesta se pensó como una verdadera demostración de fuerza. El comando determinó que no sólo recortarían las ramas que interferían la visión, sino además, llegarían a talar el árbol de una forma drástica.

La tala del árbol, se realizó apenas tres días después del trágico incidente, y en el operativo participó un convoy de 23 vehículos del ejército. Dos equipos de ocho ingenieros militares custodiados y equipados con sierras mecánicas realizaron la faena acompañados por pelotones de 30 personas armados con pistolas, pertenecientes a las Fuerzas Conjuntas de Seguridad. Como si fuera poco, el convoy contaba con el respaldo de un grupo de 60 hombres sur coreanos armados con garrotes y entrenados en Tae Kwon Do, 27 helicópteros escoltados por decenas de aviones bombarderos, y hasta un portaviones que había sido desplazado a la costa cercana como respaldo. Además, en el límite de la zona desmilitarizada, un cuerpo de infantería mucho más fuertemente armado de EE.UU. y la República de Corea, cargado de artillería y con vehículos blindados aguardaban para actuar a modo de refuerzo si fuera necesario. En total, las fuerzas asignadas a la tarea sumaban más de 800 hombres.

El comando de tala del árbol llegó al lugar y respaldado por la custodia de los pelotones, comenzó la tarea. El ejército de Corea del Norte, respondió inmediatamente con el envío de autobuses con unos 200 soldados armados con ametralladoras y fusiles de asalto. Apenas alcanzaron a tomar posiciones para observar pasivamente cómo el árbol caería en 42 minutos. El comando surcoreano-norteamericano quitó además unas vallas colocadas ilegalmente y dejó el tronco del árbol en el lugar a modo de advertencia.

A los pocos días, un mensaje de King Il Sung transmitió su pesar por las muertes sucedidas días antes, aunque sin asumir responsabilidades.

Guerra por la muerte de un cerdo

EEUU y Gran Bretaña se disputaban en el año 1859 la isla de San Juan. Ambos paises tenían colonias en el territorio.

Un campesino norteamericano, llamado Lyman Cutlar, disparó a un cerdo que pasaba por su plantación de patatas resultando ser propiedad de un británico.

Las autoridades británicas instaron a que pagara el cerdo, pero el granjero se negó, por lo que fue encerrado en un establo.

En vez de pagar el cerdo, los colonos americanos solicitaron el auxilio de su ejercito que envió un contingente de 400 soldados para rescatar al campesino.

Como respuesta, el gobernador británico mandó un barco de guerra a la zona y una flota que sumaban un contigente de 1.500 hombres

Finalmente llegó la cordura. Los oficiales británicos no ejecutaron la orden recibida de desembarco y los estadounidenses se dieron cuenta de que no era sensata la escalada de violencia que se había desatado por la muerte del animal.

La disputa soberanista fue finalmente arbitrada por Alemania que concedió la soberanía a EEUU.

Comentarios»

1. droblo - 21 septiembre 2009

Menos mal que no te gustaba la Historia

2. La hemos liao parda - Foros de Economía, hipotecas, finanzas y vivienda - 21 septiembre 2009

[…] […]

3. David - 21 septiembre 2009

Está bien lo que cuentas pero para eso ya tenemos la QUO de este mes que es de donde has sacado todas estas historietas.No estoy criticando la iniciativa pero se valora la originalidad y no la burda copia de una revista.


Deja un comentario