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Alimentos funcionales 15 octubre 2009

Posted by rcalber in Ciencia y Tecnologia, Psicologia/Psiquiatria.
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Seguro que muchas veces habréis visto en la tienda cosas como huevos enriquecidos con omega-3, Leche enriquecida en calcio, yogures con bífidus activo o el famoso Actimel que tiene muchos millones de soldaditos que nos protegen de agresiones externas y que muchas veces me llevan a pensar como las madres no se acuerdan de que ellas nunca recibieron tales dosis de «energía y crecimiento».

Se conoce como alimentos funcionales aquellos que además de cumplir con la función de «alimentar» intentan cubrir carencias «nutricionales» fortificándolos, es decir agregando componentes biológicamente activos, como fitoesteroles (benecol), minerales, vitaminas, ácidos grasos, fibra alimenticia o antioxidantes, etc.

La aparición de estos alimentos unida a una agresiva campaña de marketing a llevado a muchos que buscan alimentos más saludables a hacer esfuerzos en la adquisición de estos productos, cuando lo cierto es que la propia comunidad científica no se pone de acuerdo en ciertas propiedades que se le otorgan o cuando el «científicamente probado» viene de laboratorios de escasa credibilidad por su imparcialidad a la hora de acometer el estudio o porque se basan en encuestas poco transparentes.

Los alimentos funcionales pueden ser consumidos por cualquier persona y de hecho la publicidad intenta abarcar a todos los ámbitos de la población, pero lo cierto es que sólo deberia recomendarse para necesidades nutricionales especiales, como los cereales enriquecidos en ácido folico para las mujeres o el calcio para niños y mayores, intolerancias a determinados alimentos por ejemplo los alimentos que no tienen gluten o riesgos de determinadas enfermedades

En la actualidad se comercializan en España unos 200 tipos de alimentos funcionales. La necesidad de investigar más viene precisamente de la sobreproducción y el boom que han sufrido este tipo de alimentos y que precisamente hace, según señalan los expertos, que se pueda caer en un sobreconsumo de un nutriente concreto y que anule los posibles beneficios del mismo.

Nos creemos que la publicidad no hace estragos en nosotros debido a nuestra «personalidad», pero lo cierto es que detrás de la publicidad se encuentran incluso psicólogos que intentan asociar la prevención de enfermedades y su cura a este tipo de alimentos al igual que en su día asociaban el tabaco al deporte o el ejemplo que más polémica generó, cuando dirigieron una publicidad de tabaco a niños mediante la utilización de dibujos de un famoso camello.

A mi particularmente me gusta explicarlo con el ejemplo de la tila. Una tila puede venir bien a una persona que en un momento dado se encuentra algo agitada, pero no podemos pretender curar con tilas a personas que tengan una DEPRESIÓN.

Los alimentos funcionales son susceptibles de mejorar la salud pero hay que valorarlos en su justa medida y disfrutar de ellos sabiendo que no son la panacea. Pueden resultar beneficiosos y aportar un complemento pero NO CURAN ni PREVIENEN por sí solos alteraciones ni enfermedades y que NO SON INDISPENSABLES.