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Psicología Social: Alonso de Guzman Vs Catalina Sforza 9 octubre 2009

Posted by rcalber in Curiosidades, General, Historia, Psicologia/Psiquiatria.
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Hoy traigo un par de historias, similares en contenido pero con resultado distinto aunque a los lectores les resultará muy fácil encontrar la diferencia entre ambas historias

Alonso Pérez de Guzman

En 1.294 defendía tarifa por encomendación de Sancho IV, amenazado por D. Juan, tio del Rey que había traicionado a su sobrino y se había aliado con árabes.

Primero intentan sobornarle pero no lo consiguen. Posteriormente se lanzan a asaltar sus muros pero son rechazados continuamente por la defensa, que causan terribles pérdidas en el lado árabe.

Es entonces cuando Don Juan decide amenazar al buen Guzmán con degollar a su hijo mayor don Pedro Alonso, a quien retiene prisionero.

Con él muchacho maniatado, se presentó frente a los muros de la ciudad exigiendo la rendición a cambio de la vida de su hijo.

Don Alonso ve a su hijo en esa difícil situación, maniatado e indefenso, listo para ser sacrificado si no entrega el bastión.

La respuesta de Guzman es clara y contundente:

Podían degollarle cinco hijos si los tuviera, que él no entrega la plaza por la que juró a su señor, el rey, defenderla a costa de su vida. Y diciendo esto, toma su cuchillo y lo arroja al enemigo exclamando con voz potente.

¡Ahí está mi cuchillo por si no tenéis con que degollarle!

Los testigos de aquel hecho, al igual que los bancos de hoy en día, no daban crédito.

D. Juan degolló al muchacho delante de su padre y le lanzó la cabeza con una catapulta.

Por este hecho, se conoce a Alonso Pérez de Guzman con el apodo de Guzman «el Bueno»

Catalina Sforza

En 1484 y embarazada de siete meses, para defender su patrimonio territorial, encabezó un pequeño contingente militar en la toma del Castillo Sant’Angelo para justificar su derecho sobre Imola ante el nepotismo del nuevo Papa. Con esta acción aseguró su dominio sobre Imola, y el nuevo pontífice, Inocencio VIII, le concedió la plaza de Forli.

En 1488 su esposo murió asesinado a cuchilladas por algunos desafectos y se dijo que ella misma estaba implicada en el complot. Fue hecha prisionera junto con sus hijos, pero consiguió escapar. Si bien, desde el primer momento, la Sforza se enfrentó a los conjurados demostrando una gallardía propia de los más valientes guerreros. Fuera esto una simple farsa o no, lo cierto es que la bella noble consiguió, gracias a su famosa sangre fría, que se reconociese a su varón primogénito Octavio Riario como nuevo señor de las heredades y los títulos dejados por su padre.

Tuvo que acuartelarse en un castillo para enfrentar el ataque de los aliados de su marido, quienes capturaron a sus hijos y amenazaron con asesinarlos. Catalina, indica la leyenda, desde la muralla del castillo se levantó la falda y señalando sus genitales pronunció:»Ho con me lo strumento per farne degli altri!» («Tengo el instrumento para hacer otros»).

Con este gesto, se dice, sorprendió a los asaltantes que levantaron el asedio.

Para ser justos, también quiero indicar a los lectores que esta mujer mostraba interés por la alquimia y las plantas naturales, por lo que se le acusaba de brujería, pero el acto de levantarse la falda y pronunciar palabras que son similares a las de Guzmán el Bueno, fue tachada de «perversa y malvada»

Catalina Sforza ha pasado a la historia como «la diablesa de la romaña»